miércoles, 7 de mayo de 2008

Oral-B, poesía estricta

Por LEYLA LEYVA


A la obra lírica de Ricardo Alberto Pérez (La Habana, 1963), sobre todo a la que ha hecho en los últimos años, no se llega por caminos tradicionales. Oral-B, el libro que le diera el Premio Guillén 2007 y que publica Letras Cubanas, ofrece al lector otra mirada a la poesía contemporánea cubana. Una poesía, la de Ricardo, cuyos rasgos definitorios podrían ser la sequedad, el dinamismo y la precisión.
En Oral-B, el poeta echa mano a elementos de referencia psicológica habitualmente menos empleados en nuestra tradición lírica. Situaciones absurdas, regodeo con lo insólito o metáforas desconcertantes, pero sin perder de vista al destinatario: al placer de leer y descubrir. De descubrir, leyendo poesía, nuevos y posibles universos interpretativos.
Los temas a los que acude por lo general el autor derivan de sucesos cotidianos, circunstanciales, y en muchas ocasiones del entorno rural, del cual él hace texto, teniendo como motivo la figura del campesino o su propio origen familiar agrario, en una revisita de lo cubano.
La exploración es sin dudas un acto motivador en el poeta, aunque todo indica que no son precisamente las vanguardias su objetivo sino el abrirse al mundo ancho y múltiple de la creación universal, y de forma concreta al latinoamericano, y beber y ensayar a partir de esas fuentes.
En Brasil, donde Alberto Pérez residió por algún tiempo, "digirió" influencias, como esa de procurarse por medio del poema toda la libertad expresiva, argumental necesarias, con una admirable economía de medios, experiencia tan viva en el quehacer del paranaense Paulo Leminski, quien fuera ventana hacia otra consideración de lo poético en el cubano.
Oral-B, título del libro, es el mismo que distingue la primera parte del cuaderno, cuyos versos son nombrados de manera individual. Lo contrario de la segunda, Caballos empapados de tinta, que se suscribe mejor a esa idea suya de "dar por perdida la batalla del poema" y ampararse en textos independientes, rápidos disparos mentales, que en una supuesta fragmentación del discurso van conformando un único y firme tejido confluente.
Me atrevo a aventurar que tanto para el lector común como para el crítico, Oral-B será un ejercicio inspirador. Una razón para volver una y otra vez a él, y distinguir esta poesía estricta, esencial, necesaria a nuestras letras.
La babosa no precisa menstruar/ va fundiendo/en el mundo/esa sustancia que establece/con recta disposición. /cualquier filosofía/ o música, / imagen o escritura /en la babosa cabe. /contiene ritmos/ pulsos/ temperaturas. /Con su casa a cuestas/va a subir al árbol./ Babosa no es/ azar/aunque haya sido/lanzada/como un dado/para decir:/la voluntad está inscripta/delante de tus ojos. (La babosa no precisa menstruar, de Oral-B).

Publicado en Granma cultura, mayo 2008

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